16 de junio de 2010

JUAN DE LA COSA


Pasa por las veredas extrañas de la Plaza, y ve a una nena que, llena de cuadernos, va a Inglés.
Es una nena extraña, con una colita prolijamente armada con dos bolitas transparentes rojas. Parece que está siendo protagonista de una película, porque salta y canta las canciones de "Melody", que ha visto en el Cine Universal, cuyo resultado desastroso fue creer que Londres era mucho más lindo que Azul o que Mark Lester debería vivir cerca de su casa e ir con ella a la escuela.
Le dan ganas de decirle que Mark Lester no hizo nunca más una película como "Melody", que luego se puso desgarbado y que nunca más se supo de él, pero la nena de pronto aparece con un pantalón de piel de durazno rosado y una remera celeste. Ya no tiene la colita. Ahora le cae un pelo casi colorado y tiene muchas pecas.
Se ha enamorado.
Pero ahora, de un ser humano de verdad, que nada en el club, rema, corre, y se junta con los chicos más populares. Tiene dos años más que ella, pero ni la mira.
Y la coloradita va ahora a las siete de la tarde a Juan de la Cosa, junto con sus amigas, a tomar gaseosas y fumar, mientras hacen un juego rarísimo en el que deben hacer caer una moneda quemando una servilleta arriba de un vaso, pegada con saliva.
O, una vez encendido el cigarrillo, manosear el filtro para ver qué letra les sale.
Tampoco le dice que la letra que le sale, que es siempre una G, no es de Guillermo.
La chiquilina con pecas y pelo lamido escucha cómo sus amigos le aseguran como si se tratara de una verdad revelada, que él la mira siempre que están en el club, y ahí mismo, en Juan de la Cosa.
Ella pretende advertirle que no es necesario exponerse de ese modo, porque le ha tomado una ternura urgente. Le hace acordar a su hija, a sus alumnas.
Hay algo diferente entre éstas, su hija y la muchachita. Se le antoja más desvalida, más sola en sus curiosidades, bastante más lastimada.
Alberto Uhalde le dice que él es amigo íntimo del chico a quien la pecosita ama, y que le va a preguntar como cosa de él si.....
No lo hagas, piensa ella.... Pero la chica se entusiasma, y entendiendo que se está jugando la vida, le da el visto bueno a Alberto Uhalde, que con catorce años, ya toma whisky, nació en noviembre como ella, y las madres los llevaban en los cochecitos juntos al club, por lo que confiar en él es como confiar en su hermano.
Ve cómo las amigas le hacen un extraño rito de espera de lo que será algo así como la entrada al paraíso cuando Albertito venga con la noticia de que Guillermo la ama tanto como ella, por lo que serán novios para siempre.
¿Para qué hiciste eso?- quiere preguntarle..... pero la chica ya está viendo que Alberto Uhalde pasa para la puerta de Juan de la Cosa como un detective en misión secreta, y que ante sus ojos interrogantes y suspicaces de la respuesta , él hace un gesto negativo con la cabeza.
Tiene muchas ganas de abrazarla, porque adivina que Claudia tiene ganas de llorar. Pero la ve que comienza a reír con las amigas, olvidando el suceso y buscando otras caras que mirar, por lo que se retira, mientras la chica lee el papelito que le ha aparecido en la mano:
Vas a ser muy feliz, te lo prometo.......

3 comentarios:

  1. Hermoso!!! Tan kapañumense, tan lleno de AZUL!
    gracias!

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  2. Que dulce esa nena de pecas! , una versión sana de amor no correspondido, muy lindo clau... Beso!
    Seba Gutierrez

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  3. bellezaaaaaa.... me llevaste a verla...yo era demasiado pequeña...no entendia bien...ahora si...te amo. Tu sister

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Deberán mentir hipócritamente si estas historias no les gustan, so pena de esperar mi saludo en la cola del supermercado y ver con desesperación que doy vuelta la cabeza, repentinamente interesada en el precio de la salsa tártara