22 de mayo de 2010

INFORMES PRESTIGIOSOS


Dieguito es pequeño. No debe medir más de 1m.50. Tiene gestos de niño, manitos de armadillo asustado, y una voz desafinada que pugna por volverse grave, pero que si suena en el teléfono, es confundida con la de su madre.
Tiene catorce años, pero parece tener once.
Sistemáticamente, año a año, sus compañeros han crecido.
Nicolás hace remo, y está formando sus músculos del brazo. Enzo juega fútbol, por lo que sus piernas se han fortalecido, asomando en ellas, además, un vello suave que las cubre. Juan Cruz ha besado a una chica, Agustín ganó una medalla en salto en alto. Ignacio se ha puesto un piercing.
Pero Dieguito recién ha aprendido a atarse los cordones sin ayuda hace tres años, ha cruzado la calle sin peligro de ser arrollado por un auto desde hace un año, y ha dejado de ver super héroes japoneses este verano.
Siempre le ha ido mal en el colegio.
Sus padres están agotados de escuchar informes de todo lo que Dieguito no puede hacer.
Desde que empezó la escuela, han escuchado de sus maestros que no puede decir los colores, no puede escribir su nombre, no puede copiar del pizarrón, no puede terminar sus tareas, no puede comprender, no puede hacer cuatro operaciones matemáticas.
Y entonces sus padres consultan qué hacer en instancias mayores.
Despiertan a Dieguito a las ocho durante todos los días del verano para ir a la psicóloga, a la psicopedagoga, al neurólogo, y a las maestras particulares que mientras lo dejan calculando en una hoja cuadriculada y solitaria, se ocupan de otras cosas.
Luego, cobran su hora.
Pero él no crece, no tiene voz de hombre, no rema en el club, no mira a las chicas, no se ata los cordones.
Dieguito entra a la Secundaria, y el problema se agrava.
Su madre envidia a las otras mujeres que se quejan de que sus hijos “son capaces pero vagos, así que ahora los van a matar y los van a dejar sin play, sin computadora y sin salir.”
¿Qué va a hacer ella con Dieguito que ha estudiado durante dos meses todos los cuentos que ha dado la profe de Literatura y no se acuerda ni siquiera de haberlos leído? ¿Qué puede sacarle como castigo? ¿Las series japonesas que mira por Televisión?
Entonces deciden seriamente consultar con una Institución prestigiosa, cuyo equipo de profesionales observa al chico, lo citan varias veces en tres meses y dan su veredicto.
“ En resumen, Diego es un niño de catorce años quien fue derivado a T.O por la Doctora Barreda, para recibir una evaluación con el fin de conocer su perfil ocupacional.
Acorde a los datos obtenidos a lo largo de esta evaluación, …..desempeño ocupacional diario levemente descendido ……. cuidado personal en cuanto a la cantidad de asistencia que necesita.
Así mismo, su desempeño y participación escolar ….. descendidos en relación a lo esperado para su edad, …….. dificultad en la legibilidad y velocidad de su escritura manual…… temeroso…. Estos niños…. Suelen…. Exposición….tratamiento de …. Frecuencia…. Tiempo de observación…. Especial…..”
Resulta imposible leer de corrido la devolución de los exámenes de Dieguito. Sus padres quedan anonadados, abrumados y culpables de haberlo expuesto a la presión de ser como los demás.

Sin embargo, Dieguito pasa de año, porque un informe de este tipo logra que los profesores y la Escuela decidan que, aunque no escriba ni una sola palabra, tendrá un cuatro en los reiterados exámenes de diciembre o febrero a los que acude con una regularidad estoica, siempre sonriente.
Y en tercer año se encuentra con la profesora más dura que pudo haber encontrado.
Es una mujer con formación clásica que da clases expositivas con un caudal de información que deja a sus alumnos siempre con la idea de que ella ha sido contemporánea de lo que explica.
Todos en el Colegio dicen que es excesivamente exigente y que las lecturas que encomienda son indescifrables.
Dieguito y sus padres se preguntan cómo hará este año para leer lo que pretende esta mujer, de acuerdo al informe de la Institución prestigiosa.
Los nombres solamente asustan: Aristóteles, sofistas, Platón, mitologema, Escila y Caribdis, Gens Iulia, Romanticismo Social, Teatro isabelino manierista…..
Esta mujer es soberbia, y muchas veces ha descreído de informes , guiándose exclusivamente por su olfato y por su experiencia.
Hay algo en la sonrisa del chico que la convoca, y le exige más. Habla con la madre, le escribe en el cuaderno de comunicados, la emplaza para que lo ayude en la lectura de resúmenes que ella misma prepara.
Y al fin del trimestre, Dieguito llega a un 6,66 de promedio.
Ella siente que ha cometido un error, puesto que le ha encargado una lección para llegar al siete, y él ya lo tenía. Se piensa omnipotente y que ha lastimado a un ser vulnerable, que necesitaba otras respuestas.
Pasa el peor fin de semana de su vida. No puede sacarse de la cabeza la sonrisa infantil y la idea de que debería haber chequeado, debería haber sacado bien sus cálculos.
Cree que la madre llegará de improviso a pedirle cuentas por no haber reconocido el esfuerzo familiar y que tendrá con ella un enfrentamiento.
Ha tenido jaquecas, insomnio y un extraño vacío e el estómago que provocó discusiones en su casa, invectivas a sus hijos y un raro silencio en el que se sumió antes de entrar al aula de Tercero C, el día del examen.
Ella es honesta, por lo que cuando llega a su nombre le dice displicentemente:
- Dieguito, vos llegás al 6,66, por lo tanto ya tendrías el 7 – y después de una pausa, se le ocurre algo. – Fijate cómo creo que ya sos un hombre, que te voy a dejar elegir de acuerdo a tu buen tino…. ¿Considerás que tu desempeño en el trimestre amerita que no rindas, o creés que deberías sostener ese 6,66 y no dejarlo en la mediocridad, dando una lección que me deje pasmada?-
Dieguito sonríe (siempre sonríe), y como el día que pasó el cordón derecho sobre el izquierdo comienza con una voz diferente:

“La tragedia griega proviene de los ditirambos, que eran himnos en honor al Dios Dyonisos, el dios de la fecundidad, del vino y del desenfreno…..

Cuando termina de hablar, ella mira por encima de sus anteojos a los compañeros que han quedado suspensos, y desafiando todas las leyes de la pedagogía moderna, sólo les aconseja:

- Aprendan-