23 de agosto de 2012

SERÁ JUSTICIA


Casi parecías ganar la partida
De la liebre y la tortuga.
Corrías siempre adelantándote a los malos actos,
A la miseria humana que el otro no puede jugar,
Porque nunca hizo más que mirar los reglamentos.
Entonces, casi fatalmente,
Como las letras de los coches fúnebres,
Dabas dos zancadas y el otro diez mil pasos.
Y lo vencías, claro……
Quedaba el otro, con frío en los huesos,
Ganas de morirse, de ser chico,
De salir volando, de no haber existido nunca,
Porque tu crueldad era tan entrañable,
Que parecía la morisqueta de un muerto
Que regresa para llevarnos al Infierno con él.
Vociferabas un secreto que el otro
te había contado llorando;
Lo acusabas de torturas que él había sufrido,
Y que, por otra parte, ya había perdonado,
Por haberlas masticado con sangre entre los dientes.
Y que te las había confesado en noches insomnes.
Le mostrabas un espejo blando
Que le imponia una imagen monstruosa,
sin esencia,
Sin cuerpo,
semilla de fetos abatidos.
Adivinabas tus propias pestes en diagnósticos atroces
Que al otro ni siquiera lo habían alertado
De su próxima desintegración.
Y gritabas, cómo gritabas…..
¿Creíste de verdad que estabas en el podio de los injustos?
¿ Te darían el premio mayor a los perdedores?
La verdad es una sábana que uno le quita a los fantasmas.

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Deberán mentir hipócritamente si estas historias no les gustan, so pena de esperar mi saludo en la cola del supermercado y ver con desesperación que doy vuelta la cabeza, repentinamente interesada en el precio de la salsa tártara